lunes, 22 de diciembre de 2014

No hay valiente que no tiemble.

Tarde de diciembre. Tú y yo salvando el mundo sin salir de casa. Y es que a ver cómo coño te explico que quiero aprenderme de memoria la forma de tu cara, para poder verte cada noche que paso lejos de ti. Que quiero tatuarme el tacto de tu piel en las yemas de mis dedos, para poder tocarte aunque no te tenga cerca. Que quiero grabarme a fuego la imagen de mi reflejo en tus ojos, para todos aquellos días en los que piense que mi cara no tiene arreglo. Que quiero comerte, beberte, absorberte, para que siempre formes parte de mí. Que quiero respirarte, hasta que tu olor sea lo único que llene mis pulmones.

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