domingo, 23 de junio de 2013

Tanto le quería..

Dicen que cuando una puerta se cierra se abre otra. ¿Y a mí que más me da la otra puerta?  Yo era feliz contigo. Durante 9 meses, unos 270 días me hiciste feliz. No es fácil hacer feliz a una persona cada día, peor tú al menos lograste que cada día sonriera por tu culpa. Y por eso te doy las gracias, porque no es fácil soportarme y tú lo hiciste, porque me demostrabas día a día que era lo más importante de tu vida. Porque yo era feliz a tu lado, joder. Y eso es lo que importa, ser feliz. Era feliz cuando hablaba contigo, cuando nos picábamos por chorradas, cuando estábamos discutiendo y me callabas con un beso, cuando me abrazabas y no me dejabas ir, cuando nos despedíamos y a los 3 segundos venías a pedirme un último beso. Era feliz a tu lado. Porque tú no me juzgabas, tú me dejabas ser yo misma y punto. Te contaba mis problemas, mis preocupaciones, las chorradas que me pasaban día a día y cosas que nunca antes había contado a nadie. Y tú me entendías, me abrazabas y me decía que todo estaba bien, y que todo saldría bien. Y yo te creía. Y me sentía grande y pequeña a la vez entre tus brazos. No era perfecto, pero era nuestro y eso era suficiente. Y de repente, algo pasó y todo cambió. No sé por qué, pero ya no era lo mismo, ya no sonreía cuando hablaba contigo, ni cuando pensaba en ti. Ya no sentía lo que sentí durante tanto tiempo, y tus brazos me abrazaban demasiado fuerte, haciéndome daño. Y no sabía que hacer, ya había comprobado que no era capaz de estar sin ti, pero tampoco podíamos seguir así. Ya no había lo que tendría que haber, y quedar se había convertido en una obligación en vez de en un deseo, y hasta la más mínima chorrada servía para enfadarnos y estar sin hablarnos durante dos días. Así que, se acabó. Sé que fui yo la que tomó la decisión porque tú no me dejaste otra opción, pero aunque me digas que no y pretendas hacerle creer a todo el mundo que fue cosa mía, se que lo deseabas o necesitabas tanto o incluso más que yo. "Seremos amigos" me dijiste, y yo me lo creí. ¿Sabes? no te guardaba rencor, ni mucho menos, te seguía queriendo. Pero lo jodiste. Sí, por una vez lo jodiste tú y no yo. Apelas al alcohol para justificar tus errores, pues si no sabes beber, no bebas joder. Y luego pretendes arrastrarte un poco y que la subnormal de turno te perdone y todo vuelva a ser como antes, ¿no?  A partir de ahí me di cuenta de todo lo que había significado yo para ti. Y tristemente no era nada. ¿Me quieres? curiosa forma de querer la tuya. A la gente a la que se le quiere no se le hace daño. No te ha bastado con dejarme hecha un desastre, sino que cuando ya casi tengo el lío mental ordenado, vienes, lo desordenas y te vas, dejando mi mundo patas arriba, riéndote de mi. Pero se acabó. Aunque me duela, he cerrado esa puerta con una llave que está en el fondo del mar, he cambiado de capítulo y he quemado el libro. Muchas gracias por haberme demostrado lo bien que sabes actuar, por haberme hecho llorar el mismo número de veces que me has hecho reír. Gracias por demostrarme lo ingenua que soy.
Pero bueno, dicen que de los errores se aprende. Yo no te consideraba un error, pero te lo has ganado a pulso. Eso sí, he de admitir que has sido el error más bonito que he cometido nunca.










No hay comentarios:

Publicar un comentario